Voy a darte algunas definiciones de estos conceptos, muy brevemente, para que partamos de la misma idea. Sabiendo que cuando “definimos” hacemos recortes y creamos una serie de limitaciones, por supuesto
Dice la definición de la RAE: : es la "valoración generalmente positiva de sí mismo". No obstante, también se puede entender como "el conjunto de percepciones, pensamientos y sentimientos" que tenemos sobre nosotros mismos y pueden ser negativos o positivos.
Otra definición: La autoestima se refiere a la valoración que tenemos de nosotras mismas, cómo nos vemos y cuánto nos apreciamos. Es como un espejo interno que refleja nuestra autoconfianza.
Sin embargo, vas a ver que más adelante te cuento algo más sobre esto que le da un giro a este recorte tan compartido o tan comúnmente aceptado.
El amor propio es una de las posibles manifestaciones de la autoestima. Se relaciona con el afecto y el cuidado que una persona siente hacia sí misma. Es una sensación profunda de aprecio y respeto hacia una misma. La autoestima, aunque también puede incluir aspectos de aprecio, se basa más en la evaluación de logros y competencia
La autoestima tiende a fluctuar más en respuesta a las experiencias externas y la retroalimentación de los demás. Tiende a ser más frágil y susceptible a cambios. En contraste, el amor propio tiende a ser más estable y resistente a las influencias externas, ya que está arraigado en una relación positiva y constante con una misma.
La principal diferencia radica en el enfoque y el origen. La autoestima se centra más en la evaluación y valoración de uno mismo en relación con los demás y con los estándares externos. El amor propio, en cambio, se enfoca en la relación y el amor hacia uno mismo independientemente de la comparación con otros
Ahora bien, ¿por qué es importante hablar de la autoestima y el amor propio?
Porque es crucial cultivar ambas para vivir una vida más plena y auténtica.
Te voy a contar brevemente cómo se va construyendo la autoestima
Son las primeras interacciones con el mundo las que establecen la base de la autoestima. Un bebé que recibe amor y cuidado constante desarrolla confianza en sí mismo y en los demás. Es en cierta medida dependiente de ese otro protector para alimentar su autoestima. Ese otro va proveyendo de los elementos básicos que serán en el futuro lo que llamamos su personalidad, su autoestima, su carácter..
Aquí, la autoestima es como una semilla que comienza a brotar. Como toda semilla, requiere terreno fértil, abono, y riego. Son los primeros pasos. Cuando esta etapa tiene alguna ausencia o falla, requerimos enfocarnos ahí para construir lo que no estuvo o resolver esa etapa.
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En la siguiente etapa, entre los 3 a 5 años, comenzas a explorar tu independencia. Tu autonomía. Aprender a hacer cosas por vos misma te da un sentido de logro y construye tu autoestima. En esta etapa, la sobreprotección o la crítica pueden sembrar las semillas de las vergüenza, la desconfianza.
Si tuvimos dificultades en este periodo, podemos ser muy autocríticas, juzgadoras y sentir que no podemos hacer nada solas. Esto podemos verlo por ejemplo, cuando creamos vínculos de amistad o de pareja con altas dosis de dependencia, que nos llevan a tener una relación en la que sentimos ser menos o insuficientes, lo que nos lleva a estar inseguras o celosas.
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Ahora, la autoestima, como vemos, no es algo que inventemos solas: se requiere del colectivo, del contexto social, familiar: es ahí donde el individuo puede desarrollar una identidad y autoconcepto a través de la interacción social, con otros.
En un momento clave de la vida, la pubertad y adolescencia, comenzamos a crear unos vínculos de amistad que son espejo y refuerzo de la autoestima. tenemos vínculos con pares, para parecernos y al mismo tiempo diferenciarnos ( de los padres por ejemplo) Sin embargo, si algo de esto resultó fallido, si no hubo suficiente estímulo, su sufrimos alguna clase de abuso o acoso, esta área será “débil” y estaremos viendo esa herida en nuestra vida adulta con más frecuencia de lo que nos gustaría. Entonces, por ejemplo, nos resultan difíciles los contactos sociales, de amistad o de pareja, no tendremos confianza en nosotras mismas. Creeremos que todo es “personal” y viviremos a reacción frente a cualquier mínimo comentario.
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La autoestima tiene muchas aristas y convergen muchas cosas, para que esté alta o baja y estará ligada a nuestra percepción de los otros de nuestra vida, se construye en relación a la mirada y palabras de alguien más y se siente dentro nuestro.
Cuando está baja, crea mucho malestar, sensaciones de insuficiencia, de falencia, de fracaso…y en general tiene que ver con cómo pensamos que nos ven, aunque nos digamos que es como nos vemos a nosotras mismas. Tiene que ver con nuestra MENTE y los pensamientos, sentimientos y emociones que se retroalimentan.
No confiamos en nadie que nos dé un reflejo positivo, y aunque buscamos esa palabra que nos aliente, si la obtenemos, la desestimamos junto con la persona que la emite.descreemos de lo positivo con una velocidad increíble.
Por el contrario, si nos dicen lo mal que estamos, lo equivocadas o falladas o fracasadas que somos, ahí si damos crédito. ¿Curioso no? Es que eso si lo hemos aprendido bien: y hay millones de ejemplos ( mándame el tuyo si te dan ganas!)
Cuando la autoestima esta elevada, tenemos quizás sensaciones de euforia y alegría o de bienestar, y aquí hay que diferenciar autoestima de soberbia.
Una autoestima elevada, acorde al bienestar, no apunta contra nadie, ni requiere disminuir a nada ni nadie a su alrededor. Tiene respeto y reconocimiento del otro y su libertad de ser quien es.
La soberbia por otro lado, que suele disfrazarse de autoestima elevada , en el fondo tiene una inseguridad muy fuerte, lo que hace que quien lo padece sienta la “necesidad” de aplastar o disminuir a todo y todos alrededor para sobresalir a cualquier precio. Desde ya te aclaro que esto no siempre es consciente.
Por otro lado, y para darte mi punto de vista, está el amor propio.
Si bien el amor propio requiere trabajo interno, porque no nos enseñan esto en la escuela , en mi opinión es el más estable de los tres.
La escuela solo nos propone el sistema de una serie de premios y castigos, comparaciones desafortunadas, y carreras de obstáculos para llegar a una meta que es común pero no personal.
El amor propio no es ser más que nadie, no es ser menos que nadie.
El amor propio es reconocer que me tengo a mi y soy mi respaldo.
Amor propio es cuidarme y conocerme, y no juzgarme.
Es saber que si algo no está como me gustaría puedo cambiarlo y que es legítimo.
Que si alguien no está a gusto con mi elección, puede retirarse porque yo soy mi elección primera.
Utilizo mi propio escenario, mi teatro, mi silla, mi trono, soy la que escribe mi historia, elijo los personajes, y sobre todo, elijo lo que elijo porque puedo. Porque es MI VIDA.
Empiezo a registrar cuando estoy percibiendo a mi cuerpo en malestar; me pregunto qué elijo ahora, percibo y cambio. Dejo de ser condescendiente, complaciente y me permito hacer lo que me gusta, Me respaldo en mis lecciones y acciones. Dejo de suprimirme para gradar o para encajar. Trabajo en mí, en mi amor propio. Esto no es justificar o excusarme por cualquier cosa. Es estar presente y SER el regalo que soy.
Y así, cada día, trabajo sobre mi amor propio, mi autoestima y mi vida. Siendo yo misma.
Soy Vero Chalhón, Psicóloga clínica y Facilitadora de herramientas de consciencia, autora del libro Claves para tener una relación mística con tu cuerpo.
Nos vemos en la próxima!
